Daniela Rotalde
Desde el año 2001, Lot ha buscado alejarse de los esquemas de
representación del teatro tradicional investigando el lugar del texto
como una materia más de la performance. En este desarrollo ha
propuesto, por ejemplo, que el público reproduzca testimonios que
le son transmitidos a través de audífonos (Casandra, 2001), o ha
montado una pieza a partir del libro escrito por un niño autista
(Materia Material 2002). En ambos casos se trataba de esfuerzos
por neutralizar la intención del actor con el fin de explorar la voz
como un elemento independiente.
The Answering Machine es la madurez de este proceso. La obra
escrita por Finn Iunker se despliega entre las cuatro voces de los
performers creando un bosquejo que cambia constantemente con la
introducción de cada nueva variable: un verbo, una descripción, una
definición. En esta puesta Lot logra finalmente la liberación tanto del
actor como del texto: la operación explícita de neutralizar la
intención ha desaparecido. Los personajes existen y dialogan, pero
aún así el texto emerge autónomo para articular ideas que a veces
se complementan y a veces se oponen. De esta forma, se esboza
el mapa interior de la experiencia fonética y auditiva.
***
Stephanie Rendell-Dunn
Carlos,
El texto es muy sugerente: conexiones y desconexiones
Lo primero que se me ocurre es que la mejor manera de
comprenderlo/sentirlo es desconectándonos de la forma de
pensar/actuar cotidiano donde la vida nos exige que estemos
concentrados, enfocados en una tarea específica.
Esa forma de entender me recuerda el Wey-Wu-Wey del Tao
Te Ching – el hacer-no-haciendo.
La manera de entender el texto también es semejante a la
escucha analítica donde uno no está atenta a cada palabra
sino a los procesos y corrientes de pensamiento, a lo que surge
y vuelve a esconderse para volver a surgir en otro momento. Y
uno con la escucha y tratando de armar sentidos dentro de uno
mismo participa en el proceso. En tus preguntas a Finn Iunker
haces referencia a lo que él llama stream of consciousness.
Esta técnica literaria (mencionas a Joyce) viene directamente
de la asociación libre propuesto por Freud – que tuvo una
enorme influencia en la literatura y el arte.
Más que entender la obra de forma racional la intuimos.
Dejamos que viva en nosotros y que encuentre ahí su
significado.
El texto habla de conexiones y desconexiones. Hay un mundo
interno/externo fragmentado, desconstruido en tanto que ya no
hay certezas, sólo hay posibilidades y eso es justamente lo rico
del texto, las posibilidades.
Está lleno de fragmentos: partes del cuerpo: ojos, manos,
rodillas, pies. Lugares sin contexto, desconocidos, remotos
para nosotros, puntos, líneas… pero la repetición de los
fragmentos hace que cobren sentido y lo extraño se nos vuelve
familiar a través de la misma repetición. Lo inicialmente
desconocido se vuelve conocido y hasta reconfortante. No todo
es fragmentado; hay conexiones evanescentes, la conexión
con la mujer y sus senos/corazón y “suddenly everything
seems to connect and when I rush it’s all gone”.
Las referencias al tiempo también ayudan a armar un sentido:
el futuro mediante la personas que la que lee las líneas de la
mano (palmist) y el pasado cuando nos habla de las fotos y una silla heredada que tiene una historia particular.
Pero al final nos toca a nosotros como espectadores hacer las
conexiones. Es una obra que nos invita a conectarnos con ella
y con nosotros mismos. En eso es inusual; estamos
acostumbrados a que nos presenten las conexiones ya hechas:
causas y resultados. Te conté que durante varios días después
de ver la obra me recordé de mis sueños, es a ese nivel que
toca. También gracias a tu extraordinaria dirección y puesta en
escena.
Me interesó leer que Finn Iunker dice que el Waste Land de
T.S. Eliot ha sido la influencia más grande. Te hice el
comentario de cuánto me hacía recordar al Waste Land cuando
me trajiste el texto para leer.
Un abrazo,
Stephanie